11/04/2016
Semana informativamente tranquila, solo sacudida por el dato del fortísimo repunte de la compraventa de viviendas. El viernes, el Instituto Nacional de Estadística (INE) informaba de que las transacciones subieron en Febrero un 15,6% respecto al mismo mes de 2015. Un alivio después que el año, y tras 16 meses consecutivos al alza, las compraventas se contrajeran en enero un 2,9%. La causa se encontró en la incertidumbre política y como no tenía visos de resolverse de manera inmediata los malos augurios se adueñaron del futuro. Parece que no está siendo así. De hecho, las 34.771 operaciones registras en febrero constituye la cifra más alta de los últimos tres años. Las adquisiciones de vivienda usada se disparan un 21,4% con respecto a febrero de 2015, mientras que las operaciones sobre pisos a estrenar menguan un 0,2%.
Con todo, todavía el lunes había quien veía el vaso medio vacío y El Confidencial avisaba de que “La inversión en ladrillo en España cae un 25% en medio del caos político”. En concreto, entre un 22% y un 28%, dependiendo de la fuente (BNP Paribas Real Estate y CBRE, respectivamente). La inestabilidad política no es la única causa, también la falta de productos de calidad en algunos segmentos o cierto deseo de estabilidad tras un 2015 «en el que la actividad inversora fue excepcionalmente alta».
En cualquier caso parece que la evolución del precio de las viviendas parece someterse al mismo destino que el de las compraventas. Según Sociedad de Tasación TS, “La ligera variación experimentada por los precios en el año 2015 confirma la continuidad de la estabilidad en un mercado que se reactiva lentamente, pero cuyo impulso todavía parece insuficiente para hacer crecer los precios de manera generalizada”. O sea, que el ajuste, al menos en términos generales (otra cosa es el detalle), ha concluido.
Una estabilidad de la que no goza, por cierto , el recio del suelo, que sigue calentándose, si bien para el director general de Solvia, y a diferencia de otros colegas suyos que no han ocultado su preocupación, esta situación no va a desencadenar un nuevo “riesgo de burbuja”. Javier del Río justifica este despertar del suelo por la «creciente tensión» en torno a este activo, producida por «una mayor competencia» entre los compradores del escaso suelo finalista.
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