15/03/2013
El miedo a los impagos y los desperfectos que algunos inquilinos dejan en las viviendas en alquiler han sido tradicionalmente las principales preocupaciones para los propietarios. Ahora bien, ante la crisis económica, el principal problema de los arrendadores es que el inquilino se marche y la casa se quede vacía y, por ello, muchos han decidido adaptarse al nuevo escenario y han optado por flexibilizar, en mayor o menor medida, las condiciones de alquiler de sus viviendas, con el fin de retener a los buenos inquilinos.
Así, se puede decir que la nueva tendencia es premiar al “cliente fiel” y, entre otras ventajas para los arrendatarios, hay propietarios que han optado por no aplicarles el incremento del IPC, legalmente establecido por ley; ofrecerles descuentos de hasta el 10% en la rentas o comprometerse a amueblar y remodelar el piso, en el caso de las viviendas antiguas.
Desde Tecnocasa recomiendan a los arrendadores que es mejor ajustar el precio y recibir todos los meses una renta de un inquilino ya conocido y de confianza, que arriesgarse a percibir un mayor ingreso de un nuevo arrendatario durante unos meses y luego tener que recurrir a los abogados para forzar el desahucio por impago.
Por otro lado, Alquiler Seguro advierte que las grandes rebajas no son lo más habitual, y, en su experiencia, es anecdótico que se produzcan bajadas de más del 5% y casi nunca de un 10% o más. Al mismo tiempo, reconoce que el inquilino se ha vuelto más exigente y cuenta con una mayor capacidad de decisión. Según un estudio reciente elaborado por la compañía, las rentas de arrendamiento han bajado un 4,7% de media en España, con Barcelona (8,5%) y Madrid (6,9%) a la cabeza de las rebajas.
Donde parece que las propuestas de fidelización no terminan de cuajar es en el mercado de los universitarios. Son jóvenes que suelen cambiar de piso cada año en busca de apartamentos mejor situados y, sobre todo, más baratos. Aunque se trate de un nicho de demanda inestable, no deja de ser interesante teniendo en cuenta que es un buen pagador por tener, en muchos casos, la garantía de pago de sus padres.