
28/05/2020
Las oficinas del futuro se construirán teniendo en cuenta las nuevas necesidades nacidas de esta pandemia.
Este confinamiento ha dado mucho que pensar y ha provocado cambios en los distintos sectores de producción, y también al inmobiliario. En nuestros webinars organizados por SIMAPRO Home Edition, los principales actores del panorama inmobiliario español han analizado lo que ha supuesto este parón y lo que va a suponer a futuro en términos constructivos y arquitectónicos. A partir de sus conocimientos y de nuestra experiencia, desvelamos las cinco claves que definirán la nueva arquitectura de las oficinas a las que muy pronto también nos incorporaremos
1. Espacios versátiles
Hasta ahora para ver movilidad en los puestos de trabajo había que irse a un coworking, pero cada vez más se implantarán espacios despersonalizados y flexibles, que puedan ser ocupados por una plantilla rotativa, que realice unos días trabajo presencial y otros teletrabajo.
2. Manteniendo la distancia
Hemos aprendido un nuevo concepto: distancia social, y ya no se nos va a olvidar nunca. Previendo futuras pandemias, el diseño interior de los edificios contemplará lugares que puedan transformarse de forma inmediata en función de las necesidades del momento. ¡Demos la bienvenida a los tabiques móviles!
3. Accesos seguros
Ahora ya no solo ficharás a la entrada del trabajo. Los accesos estarán habilitados para instalar sistemas de seguridad, como arcos desinfectantes, cámaras de temperatura, etc. Además la tecnología evitará situaciones de riesgo. Por ejemplo, las puertas se abrirán clicando en tu móvil, el ascensor funcionará con tu voz, los interruptores se encenderán automáticamente, etc.
4. Materiales resistentes
La lejía se ha convertido en un producto básico en nuestra vida diaria y ha venido para quedarse. Las nuevas medidas de higiene influirán en la elección de pinturas, solados y otros elementos de los lugares de trabajo, que estarán diseñados con materiales resistentes a los desinfectantes.
5. Ventilación y climatización
Los edificios inteligentes dejarán paso a otros que incorporen grandes ventanales y espacios abiertos para regenerar el aire interior. Además, la instalación de sofisticados sistemas de purificación dejará de ser una excepción para convertirse en la norma.