
02/03/2012
La semana pasada, el Gobierno dio un paso importante al permitir lo que se denomina “dación de pago” para el caso de familias en situación de desempleo. Esta dación de pago implica que una vivienda que sirvió de garantía para un préstamo hipotecario pague íntegramente la deuda, independientemente de que el precio actual de la vivienda cubra el valor de la hipoteca.
Algunos expertos del sector consideran que la dación en pago puede restringir la fluidez del crédito y aportar rigidez al mercado hipotecario, aunque lo cierto es que son mayoría los que ven la medida positiva porque ayudará a familias en situación desesperada, aportará transparencia al sector y se podrá evitar la especulación, en muchos casos.
Lo más relevante, quizá, al margen de los pros y contras que se puedan ver en la medida, es que esta va a permitir a algunas familias que están al borde o en la exclusión social, con todos sus miembros en desempleo y que no pueden afrontar el pago de la hipoteca de su vivienda, puedan seguir viviendo en “su” casa al menos dos años como inquilinos antes de su desalojo.
El sector bancario también ha recibido la noticia con alivio ya que las entidades bancarias podrán deducirse fiscalmente las pérdidas en las que incurran para poner en práctica las medidas de ayuda a morosos hipotecarios prevista en un Código de Conducta o Buenas normas que verá la luz en breve, según anunció el ministro de Economía Luis de Guindos.
Quizá la dación en pago no sea la panacea que cure todos los males del mercado inmobiliario pero, al menos, se trata de un mensaje positivo que alivia los problemas de la vivienda para los más desfavorecidos y de las que todas las partes parecen querer poner de su parte.