
15/06/2016
Aunque a menudo restemos importancia a esta cuestión, tener un buen seguro de hogar nos garantizará que, en caso de siniestro, podamos recuperar el valor de lo perdido (o al menos una parte), reparar nuestra vivienda sin coste extra o hacer frente a las responsabilidades con terceros derivadas de ese siniestro.
Lo importante no es sólo disponer de un seguro, sino también que se adapte al contenido y características de nuestra vivienda, y que tenga un buen precio. Para conseguirlo tenemos que fijarnos en dos aspectos fundamentales: las coberturas y la valoración del continente y del contenido.
Contrata coberturas adaptadas a tu vivienda
Casi todos los seguros te ofrecen como coberturas básicas estos tres supuestos:
- Daños en el continente. El seguro cubre la reparación o reposición de techos, suelos, ventanas, instalación eléctrica, etc. Es decir, todo aquello que forma parte de la estructura de la vivienda. Ojo, asegúrate de qué siniestros excluye la aseguradora. Obviamente, estos son ampliables, pero a un coste mayor.
- Daños en el contenido. La aseguradora cubrirá, en caso de alguno de los siniestros incluidos en tu póliza, la reposición de todos aquellos objetos, muebles y enseres domésticos que contenga tu vivienda y que hayan sido afectados. Es aconsejable que hagas un inventario de los enseres y en especial de los de más valor. Como en el caso anterior, la primera será proporcional al valor de los enseres asegurados.
- Responsabilidad Civil. Esta garantía se contrata para que la compañía aseguradora se haga cargo de las reparaciones o indemnizaciones que tengamos que pagar a terceras personas si les ocasionamos algún daño en su inmueble. Lo estándar es contratar una cobertura de Responsabilidad Civil por 300.000 euros pero, como casi todas las garantías, se puede ampliar, a costa de subir el precio anual del seguro.

Es importante determinar bien el alcance del seguro de hogar, para pagar lo justo y proteger lo necesario.
Con estas tres garantías básicas una vivienda normal debería estar suficientemente cubierta. No obstante, debes adaptar dichas coberturas a las características de tu hogar, ya que no es lo mismo asegurar una vivienda de nueva construcción que una casa antigua, un piso que una vivienda unifamiliar, una casa alquilada que nuestra residencia en propiedad, etc. Asegura lo necesario; no sobreprotejas.
Coberturas especiales
Una vez cubiertos los supuestos más comunes puedes ampliar tu seguro con otros servicios que también ofrecen las aseguradoras para completar tu póliza. Dependiendo de tu estilo de vida, de dónde esté ubicada tu vivienda o de tus necesidades personales, puedes contratar coberturas que te sacarán de más de un apuro si se producen ciertas circunstancias que, aunque no sean un siniestro importante, pueden suponer una molestia en tu vida diaria. Veamos algunos ejemplos.
Hay seguros que ofrecen la posibilidad de contratar la cobertura de atracos fuera del domicilio. Si te roban tus posesiones en la calle, la aseguradora te indemnizará por el valor que previamente hayas pactado. Asimismo, si tu seguro posee la cobertura de uso fraudulento de datos bancarios, podrás recuperar el valor del fraude. Eso sí, para obtener estos reembolsos es necesario presentar la denuncia correspondiente ante la policía y demostrar el valor de lo que te hayan robado o defraudado. Algunas compañías ofrecen también cobertura médica e incluso asistencia en viajes.
Respecto a la vivienda, tu seguro de hogar se puede mejorar incluyendo coberturas como el servicio de mantenimiento de electrodomésticos, electricidad y fontanería, cambio de cerraduras, en caso de dejar las llaves puestas, o el de asistencia a empleados domésticos.
Como ves, dispones de múltiples opciones para personalizar el seguro de tu vivienda y estar protegido en caso de cualquier eventualidad. Lo más importante es que en todo momento sepas de qué se hace cargo el seguro y de qué no, para que de esta manera puedas modificar sus cláusulas en función de tus necesidades.